Maravillas de la oracion en la ciencia cristiana

Hace menos de un año que asistí a a una conferencia que ofrecieron miembros de la Iglesia de la Ciencia Cristiana en Cd. Victoria. Mi esposa y yo escuchamos con mucho interés todo lo que ahí se dijo sobre las enseñanzas de Mary Baker Eddy, sobre todo relacionado a la sanación, pues soy médico y mi mujer es enfermera. Yo decidí integrarme a un grupo de estudio, al que asisto de manera irregular una vez por semana. Debido a mi trabajo que consiste en salir fuera de la ciudad, he podido seguir mis estudios de las lecciones semanales, pues la responsable de ese grupo me envía mi correo electrónico los archivos con la lección semanal. De esta manera he ido fortaleciendo mi comprensión de nuestra naturaleza espiritual y del poder de sanación que tiene la oración colectiva de todos los miembros de la iglesia, aunque no los conozca y estén muy lejos de Victoria. En esa fe creciente, le pedí a la coordinadora del grupo de estudio que comunicará a un practicista en EEUU, que deseaba que oraran por un médico compañero al que aprecio mucho y que había tenido un accidente muy severo con una cuatrimoto que le cayó en su cabeza, le fracturó y le puso en estado de coma por lo que le daban muy mal pronóstico sobre su vida y recuperación. Yo no le dije nada su familia que estaba orando por su curación. Cuando todos esperaban el peor desenlace, mi compañero recuperó la conciencia, salió del hospital y en unas pocas semanas regresó a su trabajo ante la sorpresa de todos, empezando por él mismo que no entendía como eras posible que se hubiera recuperado milagrosamente. Después de un mes de su curación platique con él y le pregunté que pensaba de su recuperación y el me dijo que era un milagro y que todavía no sabía que había pasado porque no podía creer como podía estar tan bien. Entonces le platiqué que un practicista de la iglesia de la Ciencia Cristiana había orado por él para su sanación y él impresionado y emocionado me dijo que sentía que a eso se debía su curación. Me ha pedido que lo lleve con la coordinadora del grupo y que quiere conocer a las personas que oraron por él porque sabe que Dios hizo posible la maravilla de que ahora siga su vida como si nada le hubiera pasado. Ahora sabemos que Cristo hizo el milagro porque para él no hay imposibles. Yo quisiera que la iglesia siguiera enviando semanalmente por Internet las lecciones para poder estudiarlas sin importar que esté fuera de la ciudad y seguir en contacto espiritual con el grupo de estudio y todos los demás cristianos científicos aunque no los conozca en persona.
Cd. Vicoria, Tams. a 25 de Julio de 2007
- Gerardo